LOS DILEMAS Y LAS LUCHAS DE LA VIDA

Casi todos los días somos confrontados con las dolores de una pérdida repentina, de una separación inevitable o entonces de una nueva situación llena de adversidades y sufrimientos. Al mismo tiempo, vivimos en un constante sentimiento de despedida de las personas que amamos y con aquella nostalgia de un paraiso lejano, en la qual no hacemos otra cosa que llorar un recuerdo inolbidable y, además, vivir en los escondrijos de nuestros sueños más íntimos para no morirmos en la desesperación de una vida sin sentido. Es de ahí que nacen las congojas de la existencia con sus claras evidencias y el comienzo de una passion que sólo termina cuando todo se vuelve absurdo y carente de color o sabor. Es de ahí, por lo tanto, que nace un apasionante filosofar que atravesa toda una vida.

Ante los más diversos problemas enfrentados, algunas personas viven de la fe en Dios como una manera de sentirense consoladas y redimidas por la luz de su amor. Outras encuentran en el camino de la creación y de la apreciación artística una alternativa para daren significados a la vida y sentirense más libres de la miseria de todos los días. Y hay personas que construyen las fundaciones de su felicidad, sea a través de sus amores, sea a través de sus sueños, sea a través de otros apegos, como por ejemplo, amistades, relaciones, trabajos, ideas o demás actividades, creyendo que sólo así pueden vivir con autoestima y satisfación personal. Por fin, hay aquellos que naufragan en el nhilismo y en el pesimismo como solución más práctica y confortable de no esperar nada de la vida.

Muchos son los caminos que podemos trillar para la nuestra realización personal o para nuestra seguridad. Muchas son las elecciones que podemos hacer. Pero ¿será que todos los caminos o elecciones pueden traer la plenitud y felicidad que soñamos?; ¿Qué es la verdad?; ¿Y cuál es la verdad necesaria para vivirmos y morirmos?; ¿Será que la única esperanza para nosotros está en el más allá y en la eternidad?; ¿Será que nuestra salvación depende sólo de nosotros mismos o del divino que ya nos redimió de antemano? Son tantas preguntas que podemos hacer tadavía y tantas dudas que podemos levantar, que a veces todo lo que sabemos no pasa de mera sombra frente a la inmensidad de lo que no podemos en ese momento conocer y escrutar.

Yo pienso que poco son nuestros conocimientos a respecto de los misterios de la vida, del universo y de lo que esta para allá de nuestra existencia terrenal, o sea, de las realidades transcendentales e espirituales de la ultra-tumba. Me parece, no obstante, que muchas son las alternativas y las posibilidades para el nuestro vivir y sentidos para las nuestras grandes luchas, aunque no exista un manual completo para sermos enriquecidos de sabiduría, un manual en lo cual debemos llevar al pie de la letra para sermos buenos conocedores de nuestro ser, de nuestro mundo a alrededor, de las ciencias e de los misterios.

Los secretos y enigmas de nuestros corazones a veces permanecen cerrados para nosotros mismos, haciendo que olvidemos quién de hecho somos mientras somos confrontados por los desafíos de la vida. Generalmente, sólo aprendemos a tener discernimientos más nítidos cuando pasamos por vivencias no siempre apacibles, vivencias que hacen que corrijamos los nuestros errores y cambiamos los nuestros caminos. Cabe, entonces, a cada uno de nosotros encontrar las respuestras para las nuestras preocupaciones o hasta para las nuestras preguntas de orden metafísicas; bien como también una razón para el nuestro existir en ese mundo tan envolucrado de inexorables luchas, pero probables de seren, cada una en su tiempo, superadas por nuestros esfuerzos personales, principalmente cuando tenemos la fuerza de la fe en el transcendiente y en el divino que desea vivir para siempre en nuestros corazones.