HARAQUIRI

En mi último sueño te encontré sentada

de la manera que escogiste para hacerme

llegar a ti y a tu profundidad

en misión placentera, hasta fácil,

pues tu disposición para darte formó

parte de una ceremonia impar,

que reservó para tu actuación ardiente

un protagonismo de excelente configuración,

sin libretos ni guiones escritos,

aunque por ti pensados,

haciendo gala del mayor estoicismo

en avalancha indetenible y por eso,

temible.

Con pose de total naturalidad

te hiciste un perfecto haraquiri,

nada sobrando del inmenso sable

seleccionado para la obra teatral,

luego cantaste odas a tu coraje,

a mi sueño y al amor.

Cantar al placer fue inclusión tuya.

Despues de acabar el sueño

yo estoy sin saber la razón que te llevó

a esa decisión, de cantar,

consiguiendo imaginar, apenas, que fue

una sabia manera de encubrir el dolor.

Libro: Sueños (e-book)