LAS VIUDITAS

No tenían día previsto. En el pueblo, la energía eléctrica, a las diez de la noche solía apagarse y por las escuranas de las callejuelas, fugazmente aparecían
Vestían, generalmente, un paño negro que le cubría hasta la cabeza. Eran las viuditas . Cuenta la leyenda que cuando hacían parte de este mundo fueron mujeres del padre: mulas sin cabeza.
Eran el terror del pueblo, principalmente de las mujeres. Pues estas, eran sus víctimas. Gusto estraño para mulas sin cabeza.
Al emboscar sus víctimas, las embruja-ban, inmobilizandolas. Con movimientos fan-tasmagóricos, danzaban. A seguir, nadie se recordaba de nada. Sólo se sabe que aquéllas que fueron capturadas, jamás fueron las mismas: unas enloquecieron, otras se volvieron mujeres-alegres .
Décadas se pasaron y el enigma, después de las nueve de la noche, siempre sucedía.
Entretanto, eis que indignados y descon-fiados, los maridos cuernudos se propusieron desvendar el fenómeno. Para tanto, montaron guarda. Cierto día, atrás de la carnicería, avistaron a una viudita danzando; más que rápido, se dirijieron hasta el local. De un sólo sopetón, todos la cojieron y le quitaron sus vestimentas. Para sorpresa, no se trataba de la viudita. Pasmados e iracundos se dieron de cara con uno de los viejos aguilillos que, solía vestirse de viúda para aprovecharse de las muchachas, que se aventuraban a salir después de las nueve de la noche.
Las noches siguientes, otras falsas viuditas fueron capturadas. El misterio quedó desvendado y el pueblo, en plaza pública, a los viejos chivatos , sin ropa ninguna, los apalearon.
No demoró mucho, el progreso trajo la energía al pueblo y las viuditas, de los callejones escuros sumieron del mapa.

(Conto publicado no livro do autor "Recuerdos y Devaneos" - Cuiabá/1999; p.21-22)