"QUEM CANTA SEUS MALES ESPANTA" / "QUIEN CANTA SUS MALES AHUYENTA

"QUEM CANTA SEUS MALES ESPANTA"

Nunca me esqueço de uma cena verídica narrada por um sobrevivente dos campos de concentração nazista, Elie Wiesel, em sua obra "A noite".

Ele contou que foram obrigados a correr durantes dias na neve, sem descanso, inclusive à noite. Os agentes nazista eram substituídos, mas eles não. Tinha que correr, correr, correr, no frio, com fome, sem já não mais se sentir.

Ao chegarem a onde deveriam, muitos já haviam morrido pelo caminho, outros se deixavam cair na neve, inclusive Elie. Y deitados na neve, sentiam-se como acolhidos por braços que lhes anestesiavam as dores, a fome, o cansaço, a dor... E começavam a adormecer como que num sono de paz.

Inesperadamente, seu pai, já envelhecido e acabado pelo sofrimento, e que por milagre sobrevivera até ali, encontra forças, essa força inexplicável que encarna nos pais quando os filhos necessitam, e lhe diz: "Acorde, meu querido filho, acorde! Quem dorme na neve, dorme para sempre".

Ele se desperta, luta para se manter vivo.

E uma composição suave e bela preenche o ar, a névoa, a noite... Alguém tocava um violino.

Elie se pergunta: Quem poderia estar tocando entre cadáveres, dor, angústia, desespero, gemidos, fome, noite, nevoa e desesperança? Quem poderia está tocando uma canção diante da própria morte?

Era seu amigo. Tocava com toda as forças que lhe restava, com tanta elevação que parecia que seu corpo, sua alma e o violino eram uno, eram uma canção, eram a sublimação da epifania do sagrado.

Momentos depois, Elie o encontrou morto. E ao seu lado o violino quebrado.

....

Quando eu era menina, meu pai havia comprado um disco de música antigo e o colocou para tocar. Recordo-me bem a estrofe que jamais pude esquecer:

"Cante, cante comigo

Porque cantar faz bem pra gente

Quem canta seus males espanta

E é por isso que eu canto contente."

E essa é uma das razões que muitas vezes eu me ponho a cantar... Buscando a epifania do sagrado em mim, ali onde o filho de Deus dorme na barca em meio a tempestade.

********"******

QUIEN CANTA SUS MALES AHUYENTA

           Nunca olvido una verdadera escena narrada por un sobreviviente de los campos de concentración nazis, Elie Wiesel, en su obra "La noche".

           Dijo que se vieron obligados a correr durante días en la nieve, sin descansar, incluso de noche. Los agentes nazis los reemplazaban, pero no a ellos. Tenían que correr, correr, correr, en el frío, con hambre, sin sentir nada más, ni a sus próprios cuerpos.

Cuando llegaron a donde se suponía que debían hacerlo, muchos ya habían muerto en el camino, otros estaban cayendo en la nieve, incluido Elie. Mientras yacían en la nieve, sintieron como si los abrazaran brazos que anestesiaran su dolor, hambre, cansancio ... Y comenzaron a quedarse dormidos como si estuvieran en un sueño tranquilo.

           Inesperadamente, su padre, ya envejecido y acabado por el sufrimiento, y que por un milagro habia sobrevivido hasta entonces, encuentra fuerza, esa fuerza inexplicable que encarna en los padres cuando sus hijos la necesitan, y dice: "¡Despierta, querido hijo, despierta! Quien duerme en la nieve, duerme para siempre".

           Luego se despertó, volvió a luchar para mantenerse con vida.

Y de repente, comenzó a escuchar una composición suave y hermosa que llenaba el aire, la niebla, la noche ... Alguien tocaba el violín.

Elie se pregunta: ¿Quién podría estar tocando em médio a cadáveres, dolor, angustia, desesperación, gemidos, hambre, noche, niebla y desesperanza? ¿Quién podría estar tocando una canción frente a la su muerte misma?

          Era su amigo. Sacaba del violino una canción com todas fuerzas que le quedaba, con tal elevación que parecía que su cuerpo, su alma y el violín eran uno, eran una canción, eran la sublimación de la epifanía de lo sagrado.

           Momentos después, Elie lo encontró muerto. Y a su lado el violín roto.

           ....

           Cuando yo era niña, mi padre había comprado un viejo disco de música y lo puso a tocar. Recuerdo la estrofa que nunca podría olvidar:

"Canta, canta conmigo

Porque cantar es bueno para nosotros

El que canta sus males ahuyenta

Y es por eso que canto contenta ".

          Y esa es una de las razones por las que a menudo canto ... Buscando la epifanía de lo sagrado en mí, donde el Hijo de Dios duerme en el bote en medio de la tormenta.