Noema Segades- Manias traduzindo Eliane Accioly

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ALGO PARECIDO A UNA TRADUCCIÓN

Cuando visité México, para el Onceavo Encuentro de Mujeres Poetas en el País de las Nubes, pensaba que su gente, los nativos, podrían comprender mis poemas en português, al leerlos durante los encuentros. Fue ese uno de los mayores engaños que debí afrontar. La lengua española me parecía “similar” a la lengua portuguesa, después de todo, ambas son romances. Sin embargo, comprendí lo profundamente disímiles y misteriosas que son en sus particularidades. Así, sentía inútiles mis poemas, que no serían comprendidos en português, y una semana por delante, para desesperarme. O retornar antes a Brasil, con el rabo entre las piernas.

Me salvó la poeta Norma Segades. Los poemas que llevé, en su mayoría, habían sido publicados en dos libros. Y no eran necesarios más que seis u ocho poemas porque serían leídos en pueblos y ante públicos diferentes. Norma no me dejó leer ningún poema en português para que fuera mejor comprendida. Y estaba en lo cierto. ¡Bendita amiga!

Por la noche, nos reuníamos las cuarenta poetas en un bar sencillo y acogedor donde comíamos nuestros bocadillos. Fue en este sitio, en el pueblo de Emilio Fuego, que Norma y yo, trabajamos sobre los poemas. Ella los tradujo, incansablemente. Un trabajo inolvidable a cuatro manos, cuatro ojos, dos corazones, y la presencia de dos mujeres aventurándose entre dos idiomas. La primera noche nos pusimos de acuerdo y detuvimos la tarea casi de madrugada. Trabajamos también otras noches aunque por esas horas estábamos exhaustas. Ya que, desde la mañana al fin de la tarde, nos afanábamos amorosamente en llevar la poesia a los pueblos cercanos.

Al comenzar las presentaciones, con las traducciones en mis manos, me sentia bendecida y a salvo. Entonces, leía mi poema en português y una poeta de lengua hispânica lo hacía, a su vez, en español. Experiencia única para cada uno de nosotros y para el público. Las lenguas desconocidas son musicalidad pura, cuando se trata de poemas. De los buenos poemas, por cierto. Así fue que escuchamos poemas en mixteco, hebreo, danés, inglês y español.

Fue en esta ocasión que me dí cuenta de las marcadas singularidades entre ambos idiomas. Y como fue posible encontrar una hermana del alma, en la poesia y en Norma.

Cuando mi hija menor fue a vivir a Madrid, donde se casó y tuvo una hija, comprendí mejor la diferencia entre ambos idiomas. Fuera del ámbito familiar, comprendo lo absolutamente trivial pero no puedo conversar profundamente con casi nadie. Norma ha sido siempre una excepción. Con ella, no sé como, pude atravesar las fronteras de los sentimientos y las emociones.

Uno de esos misterios.