ROSTROS VIVOS EN CIUDAD DE PIEDRAS

Ojos muertos en rostros vivos;
cuerpo pequeño en pleno desvelo.

Ojos cansados de tantas insonnias;
dulces sueños tal ves escondidos.

Ojos huecos en esqueletos vivos,
innertes al viento contra el tiempo.

Ojos que jacen en planas aceras,
en busca de pan y consuelo ajeno.

Ojos que lloran cuerpos tendidos,
cubiertos por el velo de la desesperanza.

Ojos secos en noches de luna fría,
endurecidos por una vida de desilusiones.

Cada vulto, un alma;
cada vida, un destino.

La niebla con su doble capuz
aprisiona lo ilógico de un mundo de piedras.


(Publicado no livro do autor: "Recuerdos y Devaneos"; Cuiabá, 1999; p.63)