RAZONANDO EM LA HORA DEL MATE

RAZONANDO EM LA HORA DEL MATE

cuando la pampa se duerme

entre zambas y vidalas

que viven en los ocultos

del alma y de la guitarra,

callado, me pongo a pensar...

voy andando,voy andando

por caminos y senderos.

Alguen que viene buscando

desde tempranas memorias

por misterios y silencios

que son los hijos del tiempo

sembrados en la imensidad.

Un mate amargo, una pausa,

una mirada alderedor...

insistente,una coplita

que al olvido se escapó

tamborilla en los oidos

y habita en el pensamiento

templada de campo y río.

Viene de lejos recuerdos,

lejana, si muy lejana,

herencia de un tiempo lindo...

las canciones de mi madre,

milongas del viejo abuelo.

el tiempo ya no se cansa

de siempre ir y venir

y el silencio es un misterio

que el hombre nunca entendió.

Hay silencio en toda parte,

en el murmullo del río

en la voz clara del viento,

un salmo de canto largo

tartamudeando en las ramas...

pero, as vezes no lo siente

cuando la quietud impera.

El río es un caminante

tambien un largo camino,

un relicario de imagen

que habita en lo más profundo

y vive por las orillas.

Una canción murmullante

que de andar ya no se olvida.

Sonido de água en las piedras,

de la brisa en las ramajes...

por supuesto tiene quejas

de quien sin saber escuchar,

tambien no habla con ello.

Y en las noches aquellas

que nadie sabe explicar

ni el hombre ni el poeta,

el río no corre, ni habla,

el viento, entonce, ni escucha...

el rancho es un monumento

de piedra y de soledad.

Fue la guitarra al olvido

y toda la pampa,toda

se calla nuda y desierta...

hasta que Dios aparezca

entre los rayos del sol.

Y cuando en el plenilúnio

a dondequiera se vaya

luciernágas, luna, estrellas...

la noche es grande en luces

y hasta parece que Dios

está paseando en la tierra.

El rio es un compañero,

que sabe hablar y escuchar.

Un pajaro migratório

con melodias y hablares

silencios de muchas luces

y amores por las orillas.

Todas las noches oscuras

el campo y tambien el río,

sombras....sombras...nada más

sin sonidos sin murmullos,

ni siquiera un lucerito

por lejano y olvidado...

solamente una gran sombra.

La mano de Dios, parece,

bajando un manto en la pampa

para que todo adormezca

em la paz y en el silencio.

moises silveira de menezes
Enviado por moises silveira de menezes em 07/11/2005
Código do texto: T68311