Dulzura de vivir

Entregad los sabores de los colores

En los juguetes de las poesías

A los vuestros deseos reprimidos

De las locuras interdichas

Por los lazos de vuestros labios.

Vigiad las contemplaciones de los mares

En las valentías de vuestras ausencias

A los vuestros pecados cometidos

De las ternuras blancuras

Por los días y noches de vuestras manos.

Anhelad los olores de los amores

En las acuarelas de las vidas

A los vuestros cuerpos entrenados

De las capelas adoradas

¡Por las suplicas de vuestros pensamientos!