Nostalgias de un lecho seco

De este lado estaba el río

y del otro

mi casa y la montaña.

Por las tardes, junto a mi hijo,

me iba a refrescar los pies

en el agua,

mis pies cansados

al final de la jornada.

A esa hora, mi perro se recostaba

y miraba de vez en cuando de reojo,

triste o pensativo.

¿qué pensaría mi perro?

Cuando yo lo miraba,

él se levantaba perezoso

y se acercaba a mí como diciendo:

"¡Pobre viejo, qué será de ti!"

y acariciaba mis manos con su lengua.

¿PUEDES DECIRME, HIJO MÍO, QUE PASA?

Hoy, después de algunos años,

mi hijo ha vuelto y me ha buscado

entre las tablas y muros

de la vieja casa.

Algo levantó del suelo,

quizás un recuerdo...

y se ha marchado.

Mi perro, aún me busca en el río,

pero ya no hay río,

sólo un lecho seco

que también duerme como yo

desde hace años.