la ultima mujer de un sueño

Frágiles, cual gotas de lluvia al contacto de una mano, fueron instantes escapados de sueño reciente . Veía yo , distintas mujeres de edades todas pasear despreocupadas ante extensos campos. Una de ellas, cabello resplandeciente y mirada misteriosa, preguntaba con angustia la razón de mi tristeza.

- no es nada- respondí- sólo nostalgia al mirar tanta belleza y no ser de ella parte.

-no comprendo- reponía- tu melancolía al hablar si puedes caminar por campos de bonanza y alegría.

-entiendo que estoy sólo en mi dolor.¿habrá mortal alguno que se precie de existir que no haya tenido tristeza en su vivir?.

Nada que hacer o por decir, dediqué mis horas a caminar por el campo inmenso que mis ojos no alcanzaban a encerrar. Mientras las damas continuaban en su alegre vagabundear e inundaban el ambiente con sus risas y piruetas cual pequeñas golondrinas en busca de emigrar. Pensamientos , sentimientos encontrados pugnaban por salir, inquietado si llorar o si reír, sólo sin nadie a quien mis penas contar o mano dulce de mujer dispuesta a consolar. Recuerdo claramente la oración que dirigí como canto de esperanza:

¡ Oh, quien seas tu morador del cielo eterno, pon fin a mi desdicha pues mi vida es un constante trajinar entre penas y dolores sin nadie a quien contar o un hombro donde la cabeza recostar ,por ser ésta la mejor manera de las penas acallar!

Mi fúnebre lamento fue escuchado sin demora por el que habita en el gran cielo pues al instante reparé en una dama que seguía el mismo rumbo de mis pasos.

-¿qué camino sigues noble hombre que parece indiferente y sin destino?

-ninguno bella dama-contesté- caminando sin saber a donde ir es que me encuentro.

-no es bueno al caminante seguir por la senda de lo incierto. Peor aún si el motivo de sus pasos es la soledad o el desconsuelo. Dí quien eres y que buscas.

-¿acaso sabes el secreto de mi vida?

-claro que lo sé. Veo tu rostro y tu mirada es motivo suficiente . Buscas lo que nadie encuentra por seguir la ruta equivocada. Si quieres encontrar una razón a la alegría tienes algo fácil por hacer.

-¿qué es bella dama?, dilo y al instante cumpliré lo que ordenen tus palabras.

- sígueme.

Y aquí estoy lamentando el motivo de sus pasos que he perdido. Y aquí estoy, sin saber donde encontrarla.

Ricardo Miyashiro
Enviado por Ricardo Miyashiro em 29/09/2005
Código do texto: T54863