XIII - NIDO VACÍO

La vida pasa como pasa el viento,
a veces rápido, a veces lento;
unos serenos, otros tormentosos,
felices tiempos, mis pensamientos.

Y de todo olvidarme, no puedo.
Mi infancia mi felicidad,
por los aires, sonrisas sueltas,
sin preocupación o responsabilidad.

Rebotando pelotas por las calles,
muchas veces roto los cristales;
la vecina: gritos y regaños,
las madres: castigos a sus niños.

Mañanas, de invierno, frías,
despertarme en tristes días,
donde la cama a de impedirme,
para la escuela, sin fuerzas irme.

El tic tac del reloj no pasa;
el recreo que me consuela
la maestra que vuelve a mi memoria,
haciendo parte de mi historia.

Los almuerzos de los domingos, hacen falta,
donde había más gente que refresco y pasta,
pero había felicidad y unión
y mucho amor en nuestro corazón.

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Cada vez más la mesa vacía,
mucha pasta y poca alegría
porque de ti, alguien, la vida lleva,
lejos, o para siempre, pero lleva!

No soy más niño,
el papel se ha invertido
ahora la mesa está vacía
llena de esperanzas.

Hoy soy padre y no más hijo
la alegría vuelve a la mesa,
la energía se renueva;
Navidades nuevamente mágicas.

Los sueños no son lágrimas
por mí no tengo más miedos,
pero sí por ellos,
quisiera que sus sueños fueran verdaderos.

A veces héroe, a veces compañero
pero siempre amor verdadero.

Cuando crezcan sus alas
y tengan que volar como un día volé,
hay que dejarlos seguir
como un día yo seguí.

Mismo que las palabras digan “vaya con Dios”
los ojos insisten en no decir adiós;
sé que va a volver como un día volví;
y en las noches al sentir mi corazón partió
lloraré al ver el nido vacío
DuMoraes
Enviado por DuMoraes em 10/08/2016
Reeditado em 11/07/2017
Código do texto: T5724421
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