Preciosa Afrodita.
¡¡Oh, naturaleza humana!!
Que deseas la fragancia de la flor,
la innegable verdad de tu belleza,
abre sin temor los pétalos tus senos.
cándido lustre de tu rosa pura,
como fruto de amor procuro
tu carmesí en tu rostro la más viva;
de tus labios sensuales un beso,
de tu deseo se abra el clavel.
El cogollo del más tierno placer
crezca con ambición de tu bella selva,
tan firme, que, aunque vuelva
a tomarlo por amor vuelve a cerrarse,
ni se marchita tus pétalos en el brío,
ni agrava más sus hojas que el rocío.
Por ti los jardines sienten celos
más prósperos compiten amores,
que ensueñan felices y risueñas
produciendo violetas y jazmines,
para que tu hermosura influya ternura.
Ya dame el favor de tus ojos,
entre frutos pendientes, el brote
segunda flor en ti se descubre,
ofreciendo esperazas de amores,
anticipados regocijos viertes.
Más ¡ay! que cuando inspiro tu fragancia,
Ardo de amores en tus ojos verdes
haciendo en el vigor de cuanto miras
tan dichosa es mi ansia y mísera yace
sola mi esperanza
Tu vestido de blanco inmaculado,
ocultado tus encantos más preciados,
tus ojos llameando como estrellas,
quemando corazones enamorados.
ansiada flor pétalo rosa fragante,
jardín del Olimpo, la más hermosa,
deseados por los dioses tus favores.
Respingada montaña consagrada,
arcana selva frondosa,
valle húmedo de lluvia tus rosas,
rige en el infinito tu belleza hermosa.
Rafael Vargas Heredia.