un mar

había un mar que un día

olvidado de sus tareas de huracanes y furia

templada su fuerza bajo un sol sereno

llegó salino a tus pies

para luego retirarse

y aunque no sea de dios ni uno solo de sus atributos

me queda silente la pregunta

cuando te veo dormir tostando tu piel

mientras el mundo gira

no será una embajada de los dioses

que te dará sus armas y algún canto

será un día trivial

en que imaginarás tu mar

y tu navío

Carlos Alberto Roldán

Carlos Alberto Roldán
Enviado por Carlos Alberto Roldán em 10/02/2007
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