Padre Mío

Padre Mío!

Ahora que las voces se silenciaron

Y los clamores se apagaron.

Aquí, al pie de la cama,

Mi alma se eleva hacia Ti, para decirte:

Te amo con todas mis fuerzas.

Gloria a Ti, Señor,

Deposito en tus manos

La fatiga y la lucha,

Las alegrías y desencantos

De este día que quedó atrás.

Si he sido infiel, si pronuncié palabras vanas

Si fuí espina para alguien. Perdón, Señor.

No quiero esta noche entregarme al sueño.

Sin sentir sobre mi alma la seguridad de tu misericordia.

Tu dulce misericordia, enteramente gratuita, Señor,

Te doy gracias, Padre Mío.

Porque has sido la sombra fresca

Que me ha cobijado durante todo este día.

Te doy gracias, porque,

Invisible, cariñoso, envolvente,

Me has cuidado como una madre

A lo largo de estas horas

Señor, a mi derredor ya todo es silencio y calma

¡Envía el ángel de la paz a esta casa!

Relaja mis nervios. Sosiega mi espíritu.

Suelta mis tensiones y inunda mi ser de silencio y serenidad.

Vela sobre mí, Padre querido.

Mientras me entrego, confiado al sueño,

Como un niño que duerme feliz en tus brazos

En tu nombre, Señor, descansaré tranquilo.

AMEN

Desconheço a Autoria
Enviado por Luciane Mari Deschamps em 26/08/2011
Código do texto: T3183734
Classificação de conteúdo: seguro